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Artículo de opinión. Inicio del curso escolar


Ha comenzado un nuevo curso escolar y la valoración de quienes nos gobiernan podemos reducirla a pocas palabras: normalidad, ilusión, sin deuda y pioneros.


Hablan de una “normalidad” impregnada en la mayoría de la sociedad por el calado de la reiterante teoría de que todo es culpa de la famosa crisis económica. Estamos en un letargo, buscado y logrado por nuestros gobernantes, en el que acabamos asumiendo sus continuas medidas y políticas de recorte sin casi importarnos las consecuencias.


Cuando mencionan la “ilusión”, se referirán exclusivamente a la suya, ya que están consiguiendo implantar su nueva ley de educación a base de mayoría y sin haberla consensuado con el resto de la comunidad educativa.


Asimismo, diciendo que no tienen “deuda”, traducen la educación en una pura cuestión de finanzas, que es lo que realmente les importa. Pero si de finanzas se trata, qué pregunten si tienen deuda a los padres y madres que este año han tenido que comprar libros porque no han decidido prorrogar los que había, como ha hecho la mayoría del resto de comunidades. Además las ayudas sólo han llegado a un porcentaje bajísimo de los solicitantes. Pueden preguntar también a todos aquellos a los que les han quitado o han visto reducidas las becas de sus hijos en estos años. Si quieren hablar de cuestiones económicas, podríamos seguir enumerando medidas suyas que sí están afectando negativamente a los ciudadanos y ciudadanas y que son las que logran que ellos tengan números positivos.


Para terminar, se dan palmaditas en la espalda por ser “pioneros” en implantar la LOMCE en la región. Encima habrá que darles la enhorabuena por ser los primeros en implantar una ley partidista, conservadora, que mercantiliza el sistema educativo, segregadora, autoritaria, que se ha cargado la atención a la diversidad, agudiza las desigualdades, favorece la privatización, aumenta las ratios, disminuye el profesorado, y un largo etcétera que deja muy claro su fin: la empleabilidad del individuo en un mundo al mando de los designios de los mercados y no de las personas.


Hablar de educación no se puede limitar a cuatro palabras. La educación es el futuro y nuestro futuro, el de todos y todas, se merecía y se merece un diálogo y un debate más profundo por parte de toda la comunidad educativa, no la imposición de quién abusa de su mayoría para ir destruyendo derechos fundamentales.

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