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Artículo de Opinión - La regeneración democrática del PP (El pucherazo de Cospedal)


Cuando escuchamos el término regeneración democrática en boca de dirigentes del Partido Popular debemos echarnos a temblar. Para ellos hasta restablecer o mejorar algo que se ha degenerado en nuestra democracia significa recortar, aunque sea un derecho civil.


En nuestra comunidad ya tenemos el ejemplo de la reforma electoral de Mª Dolores Cospedal. Primero aumentó de 49 a 53 los diputados, dando más escaños a las provincias donde el PP es más votado, y luego, como no tenía asegurado ganar, los ha reducido a 33. Con su “regeneración” a medida aumenta el porcentaje de votos necesario para conseguir un escaño a límites antidemocráticos, con la intención de dejar fuera a los partidos “pequeños”, aprovechando la fragmentación del voto de la izquierda. Además hasta 3 meses antes de las elecciones se reserva el derecho de decidir arbitrariamente, con un decreto ley, que provincias tendrán un número par o impar de diputados, haciendo impares aquellas provincias donde tenga la certeza que va a ganar.



La modificación ha sido tan importante que se ha tenido que cambiar el Estatuto de Autonomía y tramitar la reforma en el Congreso de los Diputados. Así, unilateralmente y sin consenso. Hasta se han permitido utilizar la austeridad como justificación, a sabiendas de que los diputados regionales ya no cobran sueldo. También se excusan en el cambio electoral “sin consenso” de Barreda. En ese caso, se sustentó en la proporcionalidad de los cambios demográficos ocurridos desde la anterior ley electoral del año 1986. Además se realizó después de que Barreda ganara las elecciones, tal y como anunció, al no tener el acuerdo del PP. Aún así perdió en los siguientes comicios electorales. Por aquel entonces Cospedal comparaba a Barreda con Hugo Chávez: Chávez en 14 años sólo realizó una reforma electoral, Cospedal en 3 años ya lleva 2….


Por si fuera poco, ahora siguen insistiendo que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada. Esta idea ya la recogían en su programa electoral, pero la plantean ahora cuando las encuestas les auguran una pérdida de municipios importantes gracias a posibles gobiernos de coalición. Se trata de una propuesta lanzada al aire, no desarrollada, y que no persigue otro objetivo que evitar alianzas. La pluralidad local es mucho más rica y fragmentada que a nivel nacional y regional, por lo que tienen que legislar a su favor ante su incapacidad de lograr acuerdos con otras fuerzas. Ya hubo un primer intento cuando redujeron un 30 % los concejales.


Si respetamos la democracia estas medidas y propuestas deberían indignarnos. Lo único que pretenden con ellas es perpetuarse en el poder a pesar de la pérdida de apoyo electoral, sin importarles recortar la democracia y dificultando el pluralismo político. No se debería tener el poder de cambiar algo tan esencial como el valor de nuestros votos, nuestra capacidad para expresarnos ante las circunstancias que estamos viviendo, sin consultar a los ciudadanos y sin consenso entre todos los partidos. Con el PP la manipulación electoral pura y dura se viste de regeneración democrática para evitar que el pueblo, con sus votos y en las urnas, los cambie a ellos.

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