¿Qué modelo de ciudad queremos?
¿Qué modelo de ciudad queremos? Es una cuestión que se debe tener clara si se quiere realizar un proyecto local, plantearlo a los vecinos y poder contar con su colaboración para llevarlo a cabo. Opciones hay muchas, pero vamos a centrarnos en la alternativa que plantea una “ciudad inteligente” o, dicho de otra manera, la “gestión inteligente de nuestra ciudad”. Las claves sobre las que basar el progreso de las ciudades en los próximos años son la innovación, el conocimiento y el uso de tecnologías de vanguardia. Con estos elementos se facilita una gestión eficiente de los recursos económicos en la planificación, gestión y realización de los diferentes servicios municipales. Esto repercute en hacer más fácil la vida de los ciudadanos, logrando una sociedad más cohesionada y solidaria, generando y atrayendo talento humano y creando un nuevo tejido económico de alto valor añadido.
No hablamos de plantear una visión “futurista” de nuestra localidad. Hablamos de crear una ciudad real realizando una transformación múltiple. Los cambios comprenden iniciativas en los ámbitos de gobierno, edificios, movilidad, energía, medio ambiente y servicios. Para llegar a ser un territorio inteligente hay que poner en marcha un diseño de ciudad adaptado a nuestras necesidades locales, a lo que nuestra ciudad demande o vaya demandando. Este proyecto debe encontrar un equilibrio inteligente entre la estrategia económica, la cohesión y desarrollo social, y la sensibilidad y cuidado del medio ambiente.
Para lograrlo se debe pensar en las personas y apostar por su formación, su creatividad, su implicación, su integración y la pluralidad. Es necesario hacer efectiva la cooperación ciudadana estableciendo mecanismos reales de participación que permitan que sus propuestas se vean reflejadas en las políticas públicas. En el aspecto económico y de negocios hay que apostar por la innovación y la productividad. Se deben desarrollar infraestructuras inteligentes, con acceso a la Administración, que permitan crear nuevos negocios y personalizar los servicios. De este modo se atrae la actividad económica y se genera progreso. En cuanto a habitabilidad los objetivos deben ser la oferta cultural, las condiciones socio-sanitarias, la seguridad, la calidad de las viviendas, las facilidades educativas, el turismo y la cohesión social. No hay que olvidarse de priorizar la movilidad y la defensa del medio ambiente, esforzándonos en su protección y logrando una gestión sostenible de los recursos. Siguiendo estos pasos una ciudad puede tener un “e-gobierno” que apueste por las nuevas tecnologías para interaccionar con sus vecinos, por la transparencia y por las estrategias políticas basadas en la participación ciudadana.
En definitiva, se trata de apostar por un proyecto complejo, con visión de futuro y con resultados a medio y largo plazo. Se conseguiría mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, aumentar la eficiencia de los servicios públicos, incrementar la participación de los vecinos en ellos, mejorar las condiciones de sostenibilidad medioambiental y aumentar las oportunidades que nuestra ciudad ofrece a las personas y a las empresas. Con la colaboración ciudadana y realizando las actuaciones que mejor se adapten a la realidad de nuestra localidad, paso a paso, se podría lograr que fuera una ciudad más inteligente, sostenible, democrática, habitable y vivible.