Para las locales fue GIBA y ahora para las generales, los “presupuestos participativos”.
El jueves comparecieron ante los medios de comunicación Adrián Megías y Maxi Martínez, para hacerse eco de la propuesta del PP, que no del equipo de gobierno ni de la corporación en su conjunto como debería ser un tema de participación real, de hacer una especie de jornadas de participación electoral circunscritas alrededor de los presupuestos de 2016. O dicho de otro modo, se acercan las elecciones.
Se han querido dirigir especialmente a los ciudadanos, advirtiendo que esto que se les ha puesto sobre la mesa no es mas que una actividad que no tiene la voluntad de hacer participar a la gente ya que para que esta participación sea real debe llevar unos cauces, unos procedimientos y unos reglamentos mediante los cuales saber que parte del presupuesto puede tocarse.
Participar consiste, ante todo, en un elogio a la ciudadanía y a la sociedad civil. Ese elogio, hay que recordar que se ha de producir primero en el Salón de Plenos, que es el máximo órgano de participación y representación de un pueblo; de que tipo de participación se puede hablar cuando los plenos se hacen a las 12 de la mañana, citando textualmente “por la mañana a las doce porque así lo ha decidido la mayoría absoluta”.
Y han recordado que entorno al 80% del presupuesto esta cerrado y no puede tocarse, por tanto, la capacidad de decidir sobre el resto es pequeña. Además debería ceñirse a los mecanismos participativos y al desarrollo de reglamentos, que ni están ni se les espera. Añadían, que en definitiva, estamos en campaña. Y el PP hace esto siempre que hay elecciones. Para las locales fue GIBA y ahora para las generales, los “presupuestos participativos”.
Añadía Adrián Megías, que en cualquier caso, se congratulaban de que la derecha pueda abrazar nuevas técnicas participativas. Pero que las abracen con cariño, con voluntad y con intención de hacer y tomar estos mecanismos del modo adecuado para que la participación sea real y efectiva. Empezando por lo más inmediato, que los Plenos sean a unas horas no laborales a las que todo aquel que quiera ir, pueda. Y concluía, que el problema para el Sr. Núñez es que se acabarían sus mentiras, si se abre el espacio para que todo el mundo pueda hablar, escuchar y opinar.